Primeros días de año nuevo. Sales a la calle ilusionado por ver aires de cambio, cosas nuevas, ideas frescas. Mucha ilusión pero con poco o ningún convencimiento. Giras una calle y con solo dos pasos te das cuenta de que todo sigue igual o no.
Esa tienda pequeña de suministros eléctricos, de comida rápida o de terapias naturales han desaparecido en un plis plas. Negocios ahogados por los alquileres, por las pocas ventas o por el poderío de las grandes superficies. El pequeño negocio se muere.
Nuestra ciudad se llena de locales vacios, de anuncios o papeles de "se alquila" al mejor postor o en venta. Y hoy precisamente estamos de enhorabuena por la firma del ayuntamiento con la locomotora comercial por todos conocida (será una inyección para el pueblo, el sector hotelero y comercial de la zona).
Mientras tanto la crisis elimina a otros mejor valorados por la gente. Ya sea por su servicio, implicación y calidad de cara al usuario.
Debemos estar contentos porque Mataró se está convirtiendo en una ciudad más bien fantasma.
Saludos ilurianos.
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